El sábado me pasó algo sorprendente. Me hago un control a las 22.24 h y estoy a 122. Me ducho y preparo la cena. Me hago un nuevo control a las 22.55 h y marca 210 ¡no puede ser!. Me vuelvo a repetir el control: 131. Me lo vuelvo a repetir: 117. El mismo dedo. ¿Cuál era la buena? Para mi la segunda o la última, la primera era totalmente increíble. Para cenar un panini y un melocotón: 5 raciones de hidratos de carbono. 3.8 unidades de bolo. A las 00.48 h, antes de acostarme, a 90. Me bajo la basal al 90 % durante 4 horas. Me levanto a 130. Pensándolo después, me fui a dormir sólo una hora y media después de comer y la pizza acostumbra a tardar más en hacer efecto, con lo cual hubiera sido mejor no bajarme la basal. Lo tendré en cuenta la próxima vez. Os quiero explicar también unos resultados del otro día que reflejan bastante bien el efecto de la comida y el bolus de insulina. Ayer comí mal, francamente mal. Comida rápida. Me hice pasta que cubrí con queso y un poquito de a